Sonrío, porque ahora es mi turno. El turno de ser feliz, de vivir cada momento como si fuese último. De no preocuparme por él, ni mucho menos de sus niñatadas. De sacar una sonrisa en los peores momentos, y llorar de risa a más no poder en los momentos felices. Ahora es mi momento, mi momento de no dejarme rendir por nada, de ser fuerte, de luchar contra todo lo que se me cruce por el camino, de olvidar y saber lo que me conviene y no. Ahora, solo debo ser feliz, de una vez.
Después de tanto tiempo sufriendo, por gente que ni merece una lágrima de mi parte, ahora, lo único que verán en mi, es felicidad. Adiós lágrimas, hola sonrisas.
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